Desde el primer momento que la escultural Jacky Goldsmith, tuvo contacto de manera accidental, con las cámaras y con los escenarios, supo que era al mundo al cual pertenecía, sin saber aún, que desde ese momento, también nuestro mundo le pertenecía a ella, al cautivar con su belleza, simpatía e inteligencia, al espectador.
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